lunes, 16 de febrero de 2015

Compartiendo preocupaciones

El sábado fue el día de los pera y trabajé hasta las 5 de la tarde. Pensé en ir al costanera a cambiar una falda que me regalaron para mi cumpleaños, pero la idea de imaginarme el caos de peras  que van a un mall un 14 de Febrero a comer helado, es tan ridículo como esperar micro sola en un paradero en El Salto a las 4 de la mañana. Imaginarme eso me hace correr para llegar lo antes posible a mi casa.
No me da por ser idiota y maldecir ese día por estar soltera. Pero sin querer me hace crear una especie de introspección algo oscura, con 8 abortos de relaciones interrumpidas en el cuerpo, creo que estoy un poco obligada a pasar factura cada cierto tiempo. Aunque me da una lata horrible, me interrogo, me respondo, me analizo otra vez y  de nuevo sé que la conclusión siempre es: Hubbell. Todo empieza y termina en eso, y cuando vi ese capítulo sufrí la misma epifanía que Carrie Bradshaw (igual me complica un poco encontrar epifanías que cambian completamente la visión de mis problemas en esa serie, ese es un factor más que indica que algo no anda bien. Luego la ignoro y se pasa).
Entonces después de llegar a Hubbell, queda dando vueltas qué es la felicidad. Me miro al espejo de mi pieza y bueno, no queda más que asumir que me da un orgasmo mental pensar en quedarme en mi departamento viendo maratón de Bates Motel comiendo humitas con tomate.


Hubbell: concepto que sólo entiende gente con tiempo libre y ocio para ver Sex and The City. https://www.youtube.com/watch?v=B_5Hkcp2_-4 


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